Se suele decir que como en la cama de uno no se duerme en ningún sitio, pero la verdad es que la experiencia en un hotel mejora desde el momento en el que te ofrecen una carta de almohadas. Y no, por el momento no se comen. Lo que si se hace es dar al cliente la opción de elegir qué tipo de almohada prefiere en su cama durante la estancia.
La carta de almohadas es una forma de otorgar un valor añadido al disfrute del huésped y puede ser el elemento que marque la diferencia. Se ha convertido en un aspecto tan importante que incluso el Hotel The Benjamin, en New York, incorporó a una consultora del sueño para asesorar a los huéspedes acerca de qué almohada seleccionar.
Una almohada para cada persona
Los expertos aseguran que no hay una almohada que sea en general mejor que otra, puesto que la idoneidad del tipo de firmeza (blanda, media o dura) y la altura (alta, media o baja) depende de las necesidades y hábitos de cada persona. Por ejemplo, si la persona duerme de lado será más acertado escoger una almohada de mayor grosor y altura que para dormir boca arriba. Si se duerme boca abajo, la almohada deberá ser de escaso grosor y con poca consistencia (de ocho a 10 cm).
Desde las almohadas aromáticas que invitan a la relajación y crean un entorno romántico, hasta aquellas que previenen ronquidos, las angulares con forma de ‘C’ indicadas para los que les guste dormir abrazado a la almohada o prototipos con altavoces incorporados que cantan nanas. Hay tantos tipos que la cadena Hilton cuenta con un menú de 75 almohadas distintas. Sin embargo, a pesar de todos esos complementos, lo primordial para elegir almohada es el material, muchas veces un ámbito desconocido. Aquí van los cinco más comunes con sus respectivas características:
Fibra
Tiene una menor consistencia que otros materiales, por lo que es adecuada para las personas de poco peso y niños a partir de un año, ya que antes de esta edad se recomienda dormir sin almohada. Es hipoalergénica, transpirable y muy fresca, facilitando la evaporación de la humedad. Son almohadas adaptables y de baja firmeza, así que es posible que con el uso continuado pierdan consistencia.
Plumas
Lo que más destacada de las almohadas rellenas de pluma es su suavidad y transpirabilidad. Además, ofrecen un soporte de cabeza y cuello correcto, así que son óptimas para el cuidado de las cervicales, aunque en algunos casos puede ser demasiado blandas si no tienen el relleno suficiente y pueden dar demasiado calor.
Dependiendo del relleno podrán encontrarse con una firmeza más o menos acentuada, pero por lo general tienen a ser almohadas mullidas. El plumón del ganso es considerado el mejor por desarrollar un cuerpo mayor y más esponjoso.
Viscoelásticas
Posiblemente la variedad de material más adaptable. Se trata de un tipo de espuma sintética de alta densidad que tiene la capacidad de adaptarse a la forma del cuello y la cabeza gracias a su alta resiliencia. De esta manera, cuando dejamos de ejercer presión y transmitir calor a la almohada, esta vuelve a su forma original con facilidad.
Puede producir cierta sensación de calidez debido a su sensibilidad a la temperatura, su efecto envolvente. y su densidad. Sin embargo, cuanto mayor es la densidad más calidad y durabilidad.
Gel
La principal característica de las almohadas de gel es que su estructura disipa el calor como ningún otro material, lo que resulta en un alivio de la presión, la mejora de la comodidad, un mejor apoyo y un sueño más refrescante. Básicamente se trata de una almohada con las características de la viscoelástica pero con la particularidad de incorporar una fina capa de gel a una de sus caras para descender la temperatura algunos grados.
Látex
Este tipo de almohadas proporcionan suavidad pero con un apoyo firme (mayor que el de las almohadas de fibra o viscoelásticas) que favorece una buena sujeción de la cabeza, los hombres y el cuello, lo que la hace muy adecuada para quien duerme de lado, para personas corpulentas y para aquellas con problemas en las cervicales. Asimismo, ofrecen un buen aislamiento térmico que alivia el calor y son elásticas, algo más firmes que las almohadas de fibras o viscoelásticas.
¿Por qué es preciso tener una almohada cómoda?
Ya que pasamos una gran cantidad de tiempo durmiendo —aproximadamente la tercera parte de nuestra vida— es preciso que tanto el colchón como la almohada, las sábanas y las mantas se adapten a nuestras necesidades. Testigo de nuestros llantos y pensamientos, compañera de sueños y protectora cuando tenemos miedo, la almohada es algo tan personal que no podemos tomarnos a la ligera su elección. Teniendo en cuenta que es el apoyo de la cabeza y el cuello mientras dormimos, debes saber que, eligiéndola bien, puedes evitar los siguientes problemas:
- Dolores de cuello, espalda u hombros.
- Ronquidos y silbidos.
- Problemas para respirar.
- Dolores en las extremidades superiores.
- Estornudos.
- Insomnio.
- Pesadillas.
- Mala circulación de la sangre.
¿Cuáles son las reglas para elegir la almohada ideal?
La postura que usamos para dormir y la complexión física son dos cuestiones que no debemos dejar de lado en el momento de optar por una almohada y no otra. Es preciso saber que, cuando nos acostamos, la columna vertebral debe quedar recta, al igual que cuando estamos parados. Desde el comienzo de las cervicales hasta la cadera, esta ha de quedar bien alineada.
Es necesario siempre dormir usando almohada para que nuestros músculos descansen y se relajen, según afirma esta información del profesor Cristián Contador, de la Universidad de San Sebastián. Por el contrario, acostarse toda la noche sin ella es igual a pasar la jornada completa con el cuello girado hacia un lateral.
En esta zona, hay una gran cantidad de ligamentos, articulaciones y músculos que se van tensionando durante el día. Por eso, es vital que se relajen durante las horas que dormimos. Si no es así, tendremos dolores al levantarnos y no nos podremos realizar nuestras actividades cotidianas.
Elegir la almohada según la postura
Para poder elegir la almohada adecuada, es necesario tener en cuenta la posición que adoptamos para dormir. Tradicionalmente se suelen recomendar las siguientes almohadas en función de la postura:
Boca abajo: Se recomienda que sea blanda y fina, ya que las que son demasiado duras dificultan la respiración o aprietan la garganta. Es preciso que la almohada permita a la cabeza quedar alineada con el cuerpo.
Boca arriba: Una almohada con un grosor y una firmeza intermedios es la más adecuada, dado que la parte de la cabeza que se apoya es la nuca y las cervicales necesita reposar sin problemas.
De lado: Si elegimos una almohada muy dura, estaremos forzando el cuello y haremos que quede excesivamente levantado. Si es demasiado blanda, en cambio, el cuello “caerá” y no se podrá alcanzar la alineación de la columna recomendada. Por lo tanto, una intermedia es la correcta.
A ese resultado se le deben sumar entre 2 y 4 cm, según la dureza deseada. Por lo tanto, los que tienen hombros más anchos necesitarán una almohada más gruesa que aquellos con hombros más estrechos.
Y NO TE OLVIDES DE UN BUEN PROTECTOR DE ALMOHADA
Los protectores de almohada sellan los ácaros del polvo, la caspa de mascotas, la saliva y otras sustancias insalubres. El olor fresco de ropa de cama limpia fomenta una sensación de confianza. Sin embargo, a menos que se utilicen los protectores, las almohadas son potencialmente alojadas para la caspa de mascotas, los ácaros del polvo, las chinches, la saliva, el petróleo y la transpiración. Los beneficios de usar un protector de almohada son muchos, y en muchos casos incluyen mantener alejadas estas sustancias desagradables de nuestras almohadas.
Mantener almohadas limpias. Aunque la efectividad de los protectores de almohadas varía del fabricante al fabricante, muchos de ellos no permiten que los ácaros del polvo, la caspa de mascotas y otros alérgenos pasen a la almohada.
Reducir alérgenos. Usar un protector de almohada en las almohadas de la cama en todo momento es una idea especialmente buena si los usuarios sufren de asma o alergias. Muchos protectores de almohadas ayudan a aliviar los síntomas de alergia y asma al evitar que los desencadenantes infesten las almohadas, lo que permite a los usuarios dormir mejor y respirar más fácilmente por la noche.
Reducir las posibilidades de una infestación de chinches de cama Si bien se cree que los chinches se sienten atraídos por el calor humano en lugar del polvo o la caspa, las chinches tienden a infestar camas y almohadas para obtener un fácil acceso a los humanos cada noche. Debido a que las almohadas son gruesas y esponjosas y en una ubicación conveniente, hacen excelentes anfitriones para una infestación de chinches de cama. El uso de protectores de almohadas a prueba de chinches de cama nos evitará este problema.
Alargar la vida de las almohadas. Mientras los protectores de almohada mantienen almohadas limpias y ayudan a los usuarios a respirar más fácil, también están prolongando la vida de la almohada. Una almohada que está llena de alérgenos, las casas de mascotas y los ácaros de polvo tendrá una vida muy limitada, pero una almohada que permanece limpia puede usarse durante un período de tiempo más largo.
Tranquilidad. Algunos viajeros habituales viajan con sus propios protectores, colocándolos en las almohadas del hotel para la tranquilidad, garantizándose que al menos el protector de almohada está limpio y recién lavado.
¿Estás interesado en nuestro asesoramiento para ofrecer las mejores almohadas a tus clientes? No lo dudes, y ponte en contacto con nosotros.